“Es mi deber, por mucho o poco que sea”, destacó María Martínez una puertorriqueña residente de Nueva Jersey quien se encaminó a la isla para ayudar en su pueblo natal de Aibonito.
La profesional de la salud llegó a Estados Unidos en 1989 y desde entonces participó de la Marina y más tarde estudió para convertirse en asistente de médico. De hecho esta última faena es la que la llevará a donar su tiempo en una clínica rodante establecida en Aibonito, ya que el hospital tiene pocos recursos para permanecer operando.
Martínez aseguró que “dejamos la isla para buscar mejores oportunidades de empleo, pero nuestra cultura y familia siempre ha sido una”.
Sostuvo que “cuando algo pasa en la isla nos toca, porque aunque estemos fuera el corazón está en Puerto Rico”.
Ese es precisamente el sentir de todos los boricuas que están en la diáspora, como se les llama a los que residen fuera del 100 x 35 isleño.
Martínez enfatizó que trabajará “en lo que sea” recogiendo escombros o limpiando, pero su motivación es estar con su familia y compueblanos. “Es mi deber como puertorriqueña ser parte de esa reconstrucción aunque sea solo por un poquito de tiempo, es mi pequeña contribución”.
La mujer, quien espera hacer la diferencia, estará en Puerto Rico de jueves a lunes.
