Puerto Rico, un pueblo que renace: a 5 años del huracán María

Nadie pudo prever que después del 20 de septiembre de 2017, Puerto Rico cambiaría para siempre.

Esa madrugada tocó tierra el huracán María, fenómeno considerado como el segundo huracán más catastrófico y poderoso que impactó la Isla después del huracán San Felipe, en 1928.

Los vientos de 155 millas por hora (mph), que incluyeron ráfagas de vientos de hasta 175 y 190 mph, provocaron el colapso del sistema de energía eléctrica en su totalidad, dejando al 100% de la Isla a oscuras y a más del 50% sin servicio de agua potable. De igual forma, acabó con las telecomunicaciones y provocó daños severos que todavía continúan siendo un tropiezo en el camino hacia la recuperación.

En imágenes: los destrozos que dejó el huracán María en Puerto Rico

El impacto de los vientos devastó la infraestructura de las telecomunicaciones en la Isla, impidiendo la respuesta rápida de las agencias de manejo de emergencias. Esto fue algo que generó desesperación entre aquellos que buscaban comunicarse con sus familiares en medio de la devastación.

Torres y antenas quedaron devastadas. Según reportaron medios en Puerto Rico, la fuerte marejada ocasionó que dejara de funcionar uno de los 17 cables submarinos que conectan al país con el resto del mundo.

Días antes, la Isla se había enfrentado a la destrucción que dejó a su paso el huracán Irma. Este fenómeno pasó el 6 de septiembre de 2017 a 60 millas al noreste de Puerto Rico, provocando daños en el sistema eléctrico y abriendo la herida que el huracán María terminó por perforar.

Alexis Orengo nos explica los detalles del sistema en 2017 y por qué se intensificó tan rápido.

Se estima que entre ambos huracanes, 1,138,843 hogares fueron afectados, y más de 70,000 residencias quedaron totalmente destruidas, según datos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés) en su Programa de Asistencia Individual.

María es un nombre que los puertorriqueños nunca olvidarán. Luego de su paso por Puerto Rico, la isla parecía un campo de guerra, retrocedió años en el tiempo y dejó a todo un pueblo con los ojos desvendados ante verdades que se mantuvieron ocultas por años.

Este fenómeno atmosférico marcó un antes y un después en la historia de Puerto Rico. Destapó una realidad que pocos conocían y que otros lograron tapar hasta aquel entonces: corrupción, irregularidades, necesidades, pobreza, entre otros aspectos de la cotidianidad puertorriqueña.

DEBATE POR CONTEO DE MUERTES

Después del huracán María, mucho fue puesto en debate. Uno de los tópicos más fuertes, y que más estuvo bajo el escrutinio público, fue el conteo de muertes relacionadas -directa e indirectamente- a María.

Durante un año posterior al suceso, el gobierno de turno mantuvo en 64 la cifra oficial de muertes. Sin embargo, varios estudios revelaron otros números más alarmantes.

Un manifestante sostiene una bandera puertorriqueña cerca de pares de zapatos vacíos frente al edificio del Capitolio en esta fotografía aérea tomada durante una protesta contra el informe del gobierno sobre el número de muertos por el huracán María en San Juan, Puerto Rico, el viernes 1 de junio de 2018.

Una de las primeras universidades en realizar un estudio fue la Universidad George Washington (GWU). Este estudio -dado a conocer en 2018-, encomendado por el gobierno de Puerto Rico, calculó en 2,975 los decesos por el huracán.

Otro estudio publicado ese mismo año por la Universidad Penn State concluyó que hubo 1,139 muertes asociadas a María.

Posteriormente, la Universidad de Harvard publicó que las muertes relacionadas con el huracán María ascendían a 4,645. Mientras, tan reciente como en marzo del corriente año, Harvard ubicó en 3,000 la cifra de decesos a causa del huracán.

Asimismo, otro estudio publicado en la revista médica British Medical Journal Open -y preparado por investigadores de la Universidad de Toronto- apunta que la muerte de 514 puertorriqueños que se trasladaron a Estados Unidos tras el embate del huracán pudieran estar relacionadas con María.

¿HAY LUZ?

Una de las cosas que quedaron evidenciadas fue la fragilidad del sistema eléctrico en Puerto Rico. Tomó cerca de un año restablecer la electricidad alrededor de la isla.

Este fue el apagón más grande y de mayor duración registrado en territorio estadounidense.

Desde el 2021, la distribución y transmisión de energía la maneja LUMA Energy– cuya entrada ha sido eje de protestas desde sus comienzos.

LUMA es un consorcio formado por ATCO Ltd., una compañía canadiense operadora de sistemas eléctricos y Quanta Services Inc., un proveedor de “soluciones de infraestructura” para la energía eléctrica con sede en Texas.

La generación de energía, por su parte, la continúa operando la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), agencia del gobierno de Puerto Rico.

Tanto la AEE como LUMA han estado bajo fuego por episodios de apagones en la Isla, siendo los más recientes en agosto del corriente año 2022.

Dentro de ese contexto, la pregunta, entonces, sería; ¿Puerto Rico estaría listo para un impacto similar al del huracán María?

Wayne Stensby, presidente de LUMA Energy, confía en los proyectos en marcha para la reconstrucción del sistema y en su infraestructura de más de 3,000 empleados para atender a los 1.5 millones de clientes que tiene el consorcio.

LA PRIMER AYUDA

En medio del estado de emergencia declarado por el entonces gobernador Ricardo Rosselló Nevares, y con un estimado preliminar de daños, comenzó a llegar la primera ayuda humanitaria.

No obstante, esta ayuda comenzaba a llegar a cuentagotas pues los puertos estaban cerrados. Aunque para el 29 de septiembre habían llegado 7,000 contenedores a los puertos, solo se habían despachado 1,600.

Vilma Grillo, quien trabajaba para la aerolínea Spirit en el Aeropuerto Internacional de Orlando (MCO), fue parte de ese primer viaje que llevó suministros a la Isla.

“Ese día que sucedió el huracán estábamos todos reunidos y, Spirit decidió sacar un vuelo para dárselo a mi gente de Puerto Rico. Ese día estuvimos trabajando arduamente porque llevamos en el avión plantas eléctricas, medicamentos, agua y todo equipo necesario que la gente de Puerto Rico necesitaba”, recordó Grillo.

“En ese momento, me sentí más patriota que nunca porque sentí un regocijo en mi corazón saber que soy puertorriqueña, y estoy en Florida, y ese vuelo iba para Puerto Rico lleno de mercancía”, añadió.

Por su parte, el pastor Carlos “Charlie” Ramírez, de la Iglesia de Dios Pentecostal M.I. de Orlando, también fue uno de los que facilitó la llegada de los suministros a la Isla.

“Estuvimos trabajando directamente con todas las agencias que estuvieron laborando para llevar y viabilizar las ayudas para las emergencias en Puerto Rico cuando el huracán pasó por la isla”, dijo.

LO QUE LOS VIENTOS NO LOGRARON TUMBAR PERO SÍ FORTALECER

Los puertorriqueños se han dado a conocer siempre por su fuerza y capacidad de evolución ante cualquier circunstancia. Es una raza que le hace frente a la adversidad sin temor a ser transformados. La fuerza de los vientos del huracán María chocaron con las del carácter firme de un pueblo que ante el temporal, se fortaleció y emprendió vuelo.

La resiliencia se define como la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos.

Este término, poco después de María, pasó a ser común en el vocablo de los puertorriqueños.

“Cuando no estás en tu país, pero cuando vienes con el impacto de un huracán sabes que tienes que echar para adelante, mirar para atrás, para qué”, reflexionó Carid Báez.

Báez vivió el huracán María junto a su papá, en Caguas. Se mudó, con su hija, a Orlando varios meses después del suceso.

“Fue una noche difícil”, recuerda sobre aquella inolvidable madrugada. “El sentir la fuerza del viento del ruido… era un ruido que te podría decir como una voz de un estruendo fuerte”, enfatizó.

Pero, “ningún mar en calma hizo a un marinero”, aseguró, por su parte, Carlos Velázquez, presidente de la Asociación de Pescadores del municipio de Naguabo.

“Ahora, después del huracán María, 5 años después, por fin, estamos sintiendo un poco de ‘levantarnos’. Ahora mismo ya estamos de vuelta, un poco, a la normalidad”, agregó Velázquez.

ÉXODO MASIVO

En 2017, más de 200,000 personas salieron de Puerto Rico luego de María, según un estudio del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

La mayor parte, según el mismo estudio, regresó a la isla. Otros se desarrollaron en distintas partes de Estados Unidos.

“Una gran mayoría llegó aquí, a Florida”, explicó María Padilla, autora del libro "Tossed to the wind: stories of hurricane María".

Sobre la razón de la creación de su libro, que precisamente busca recoger las historias de aquellos que emigraron a Florida, cuenta: “Pensamos que era un momento histórico que se tenía que captar para que las personas, quizás los hijos o los nietos, lean en un futuro qué fue lo que ocurrió y cómo ocurrió”.

SOLIDARIDAD QUE DISTINGUE

La solidaridad, en medio de la adversidad y el caos, no faltó.

Precisamente, Aracelys Amador, directora de la Comunidad LGBTT de Puerto Rico, se destacó por preparar alimentos para su comunidad, en el municipio de Yabucoa, en momentos en que los suministros escaseaban.

¿QUÉ QUEDA PENDIENTE?

A cinco años del paso de María, son múltiples los proyectos que quedan pendientes y miles de casas que aún no se han reconstruido.

Según cifras del Departamento de Vivienda de Puerto Rico, 3,646 estructuras permanecen con toldos azules como techos.

“No obstante, muchas de estas son estructuras desocupadas o abandonadas la cual estamos en proceso de confirmar si existe un dueño”, explicó Vivienda en declaraciones escritas enviadas a Noticias Telemundo 31.

Por otra parte, el Programa de Reparación, Reconstrucción o Reubicación (Programa R3) -uno de los principales programas en la Isla con más de $3,200 millones asignados para la reconstrucción- señaló que ya han atendido a 5,963 familias, de las cuales 675 casas tenían toldo.

Mientras, 1,870 familias han recibido vales - del mismo programa- para lograr relocalización en otra vivienda, y de estos 603 ya han podido encontrar casa.

PROYECTOS DE RECONSTRUCCIÓN

Según cifras del gobierno de Puerto Rico, al menos 5,664 proyectos se encuentran en proceso de reconstrucción, cuyo valor es de $3,800 millones. De estos, 2,100 están en “construcción activa”.

El gobierno también informa que, a raíz de María, FEMA ha asignado a Puerto Rico más de $41 millones en fondos de recuperación adicionales “a los más de $15 mil millones desembolsados en asistencia pública individual, entre otros programas que atienden las emergencias en virtud de la Ley federal Stafford”.

LA DIÁSPORA: CENTRO DE FLORIDA

Cuando en Puerto Rico la ciudadanía comenzaba a reconstruir al país, la diáspora tampoco descansaba.

En el centro de Florida hubo múltiples organizaciones sin fines de lucro que se unieron al sentimiento de solidaridad para ayudar a los boricuas con el envío de suministros a la Isla.

Vilma Grillo residente de Kissimmee fue una de los tantos puertorriqueños en el centro de Orlando que también unió fuerzas para hacer llegar las ayudas a Puerto Rico.

Grillo balanceó uno de los primeros aviones de la aerolínea para la que trabajaba en aquel entonces en el Aeropuerto Internacional de Orlando cuando los llenaron de generadores eléctricos y víveres.

“En ese momento me siento más patriota que nunca porque sentí un regocijo en mi corazón saber decir soy puertorriqueña y estoy en florida y este vuelo va para puerto rico lleno de mercancía y me siento muy orgullosa de ser puertorriqueña”, expresó.

Para Carlos “Charlie” Ramírez, quien dirige la Organización de Asistencia Social conocida como ASPEN dentro del concilio de la iglesia, también fue una de las misiones humanitarias más grandes para la Iglesia Pentecostal M.I. en la región sureste de Estados Unidos y Puerto Rico.

“Fue una cantidad innumerable de vagones que enviamos de diferentes lugares costeados por la iglesia y otros que estaban dispuestos a ayudarnos”, explicó

“Enviamos comida, enviamos lo que eran emergencias para los niños, ayudas para las mascotas, toda infraestructura para poder restablecer la comunicación por celular . Preparábamos pequeños estudios para cargar las baterías de los teléfonos celulares, brigadas y herramientas para poder plantar árboles”, puntualizó.

En el centro de Florida, también se presentaba otra situación. Los moteles de la famosa ruta 192 en el condado Osceola se transformaron en refugios por meses.

María Padilla dijo que: “Hubo un grupo de personas que vivieron en moteles y eso fue como una pesadilla para ellos porque no sabían a veces una semana a otro o un día a otro si le iban a extender ese cupón para vivir en los hoteles”.

“Esos hoteles no eran adecuados para familias con hijos, ni para madres solteras. No eran adecuados para familias con necesidades médicas. Durante ese tiempo hicimos muchas obras de salud porque imagínate… 18 meses en hoteles comiendo de latas y microondas, subieron de peso y muchos se enfermaron de asma porque estaban en espacios chiquitos”, explicó el Reverendo José Rodriguez.

Hasta la Casa del Artesano en Kissimmee llegaron pedazos de la destrucción y escombros. Talladores en la Isla crearon Bolillos artesanales para generar ingresos.

Darlene Ramírez relató que Casa del Artesano nació luego del paso del huracán por Puerto Rico con el fin de ofrecerles a los puertorriqueños radicados en el centro de Florida un espacio donde puedan sentirse “como en casa”.

“Queremos ayudar a nuestro pueblo. Con esa inmigración tan grande que llegó sabemos que llegaban sin trabajo, habían sufrido en cuanto a las necesidades básicas y por qué no abrir un corazón de Puerto Rico aquí en Kissimmee”, expresó Ramírez.

Se estima que FEMA gastó $64 millones en programas de viviendas temporeras en moteles en Estados Unidos para desplazados del huracán. Aparte de Florida, otros estados a los cuales emigraron los boricuas fueron: Texas, Pennsylvania, Nueva York, Connecticut, Nueva Jersey, entre otros.

Maritza Sanz, presidenta de Latino Leadership en Orlando, comentó a Noticias Telemundo 31 que, “no recibieron ni un lápiz” por parte de FEMA.

“Y eso fue bien frustrante aquí, con el gobierno y con FEMA. Creo que si hay que ponerle una nota a FEMA, yo le pongo F”, subrayó.

“SOMOS UN PUEBLO UNIDO”

“Nos distingue que somos valientes. cuando más fuerte es el dolor, con más ánimo tenemos que levantarnos. Los puertorriqueños somos de pura cepa…¡fuertes!”, dijo María Nancy.

Aunque el huracán María apagó la electricidad y se llevó mucho a su paso, algo quedó claro; ningún viento pudo arrebatarle a los puertorriqueños la solidaridad y las ganas de levantarse.


Reportero: Emilio Ramos De Jesús.

Contáctanos