Orden de deportación trastoca a familia mexicana

Carlos Díaz ha portado un grillete electrónico por los pasados 12 años consecutivos.

Un padre mexicano, quien lleva más de una década residiendo en Bucks County, siente que el sistema de inmigración lo traicionó luego de que en su última cita le entregaran una orden de deportación que caduca en 30 días.

Carlos Díaz, de 44 años, teme por el futuro de sus tres hijos, de quienes tiene la patria potestad luego de que la madre sufriera percances debido al alcohol.

El inmigrante está luchando porque le renueven el permiso para estar en Estados Unidos, pero la política de "cero tolerancia" del presidente Donald Trump entró en juego en su causa.

Según su abogada Christine Flowers "no le renovaron la estancia debido a que cambiaron los requisitos".

“Trato de vivir hasta ahorita, cada día, cada hora, y tratar de vivir lo mejor que yo pueda con ellos (sus hijos)”, dijo el hombre al borde del llanto.

La terrible pesadilla comenzó el pasado jueves, tras recibir una llamada inesperada de ICE. “Nos llamaron a mí y a mi abogada para que fuéramos a la cita con ellos. Nos presentamos y un oficial de inmigración me dio un papel y me dijo tienes 30 minutos para ir a esta parte y tienes 30 días para salir del país”, dijo el hombre, quien porta un grillete electrónico que oculta de sus vástagos.

“Ando con pantalones largos para que no vean el grillete que tengo”, agregó.

Flowers sostuvo que Díaz volvió entrar al país de forma ilegal en el 2006 cuando su hija nació con problemas en el corazón. En su historial, también cuenta con un delito por conducir bajo la influencia del alcohol.

“Por primera vez en 12 años me dijeron que no le pudieron renovar el permiso porque las reglas de la oficina cambiaron. Antes había prioridades”, dijo la abogada.

La oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Filadelfia es una de las más agresivas en el país según reportes, con un aumento de 40% en arrestos durante los primeros ocho meses de la administración de Trump.

Un portavoz de la entidad local dijo que la estancia de Díaz fue aprobada por varios años, pero su renovación venció. “Solo espero que ellos puedan dormir porque lo que están haciendo es causar mucho daño a la gente”, dijo el inmigrante.

Carlos está a la espera de que pueda apelar la determinación que hasta el momento es inminente.

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