“Perdieron una batalla, pero podrán luchar por separado”, dijo de primera instancia Erika Almirón, directora de la organización pro inmigrantes Juntos, tras el revés judicial de la Corte Suprema a las madres inmigrantes recluidas en el centro de detención de Berks County, Pensilvania.
La entidad judicial negó una petición de asilo a las mujeres quienes llevan retenidas en el centro hace más de año y medio con sus respectivos hijos.
“Esas madres están cansadas, por todo el tiempo que llegan allí y algunas dicen que ya se quieren regresar a su país”, sostuvo Almirón.
Explicó que a base de su experiencia “las mujeres creen que las han retenido por tanto tiempo para hacer de sus historias un ejemplo”. “Esto ocurrió bajo la administración de Obama y ahora peor con la de Trump. Lo que no se dan cuenta es que cuando alguien está corriendo por sus vidas o tratando de salvar a sus hijos hace cualquier cosa”.
La decisión del Supremo es un alto a los esfuerzos migratorios de estas detenidas, quienes esperaban que sus respectivos casos se vieran ene l foro judicial y no el migratorio.
El pasado lunes catorce de las detenidas y sus hijos se reunieron con los consultores legales del centro de detención para discutir sus opciones. La mayoría de estas mujeres dejaron El Salvador, Guatemala y Honduras, porque según ellas, las gangas atentan contra su vida y la de los suyos.