Los baños y lavados portátiles instalados en Kensington, el epicentro de la droga en Filadelfia, no duraron un día cuando ya habían sido vandalizados.
La ciudad intenta atender el problema de salud pública, generado por el brote de Hepatitis A en la zona, con estos aditamentos que tan pronto como el jueves en la mañana fueron reparados.
La idea es ofrecerle servicios sanitarios a la comunidad indigente de la región.
Sin embargo, el acto tiene a los vecinos alarmados debido a que “deben recoger a toda esa gente y abrir un programa que les quite el vicio”, según Gloria Domenech. Y es que no consideran que el esfuerzo ni los fondos municipales aportan a la eliminación del problema.
“Cuando le pones baños y esas cosas, entiendo la crisis de salud, pero se está llevando el mensaje incorrecto. Le estas diciendo que está bien que vivan allí en la calle. Cómo eso va a mejorar la calidad de vida para los residentes, no veo la conexión”, sostuvo la concejal María Quiñones Sánchez.
La funcionaria, responsable del Distrito 7 que comprende Kensington, agregó que “le exijo al alcalde (Jim Kenney) que remueva a estas personas y le busque ayuda, pero no a consecuencia de los residentes”.
Este año se reportaron 300 casos de hepatitis A en Filadelfia en contraste con los 21 del 2018. Tanta es la preocupación por los contagios que el estado emitió un fondo para continuar con las vacunaciones masivas.
EEUU
“Es triste porque muchas veces se trata de la ignorancia de los jóvenes”, concluyó Denise Domenech.
El gobierno municipal tiene en agenda instalar un segundo set de baños portátiles en poco menos de un mes.
