El demócrata Tom Wolf juramentó el martes como el gobernador número 47 de Pensilvania, retratándose a sí mismo como un político no convencional dispuesto a colaborar con ambos partidos, en un gobierno estatal dividido y plagado de déficits presupuestarios.
“Soy un líder no convencional”, dijo el exempresario en la ceremonia inaugural en las afueras del Capitolio en Harrisburg, a la que asistieron más de 2,000 personas. “Es posible que yo sea el primer gobernador de Pensilvania que operó un montacargas, o que manejó una ferretería. Fui voluntario para los Cuerpos de Paz. Corrí un negocio”, dijo.
Wolf delineó sus metas en términos positivos y generales: crear empleos con buena paga, lograr igualdad de oportunidad en las escuelas públicas, y proveer “un gobierno que funcione”.
Wolf, quien dirigió su compañía familiar de distribución de productos de construcción por casi tres décadas, derrotó al gobernador republicano Tom Corbett en la elección del 4 de noviembre. Se espera que se dirija a la legislatura el 3 de marzo para presentar sus propuestas de presupuesto.
El nuevo gobernador dijo que entiende “la indiferencia y el cinismo” de muchos residentes de Pensilvania, debido a que menos de la mitad de los votantes registrados del estado participaron en la elección.
“Nuestra experiencia nos ha hecho cínicos, pero no podemos permitir que el cinismo desinfle nuestro espíritu democrático o destruya nuestra capacidad de un autogobierno efectivo”, dijo.
En su primer día en el poder, Wolf planificaba cumplir su promesa de firmar órdenes ejecutivas, ordenando a todos los empleados de esa rama a no aceptar regalos, y prohibiendo contratos con despachos legales privados en los que no medie una subasta.
