
Cuando se habla del dinero, generalmente se divide en dos bandos: los que opinan que el dinero no puede comprar la felicidad y los que piensan que sí.
Con algunos diciendo que puede que “el dinero no compre la felicidad, pero es mejor llorar en un Ferrari”, o “el dinero no compra la felicidad, pero sí da el enganche”, es posible que el dinero no compre la felicidad, pero si ayuda a conseguirla.
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Y es que según un estudio, realizado por la revista de negocios de Harvard, el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa en Barcelona y Bocconi University en Italia, las personas con ingresos bajos tienden a participar en actividades pasivas mientras que aquellos con ingresos altos, tienden a realizar actividades activas.
El estudio señala que las actividades pasivas tienden a ser actividades baratas, como ver televisión, salir a caminar o ir al parque, mientras que actividades activas, tienden a ser actividades como jugar golf, ir a conciertos o al cine, que son más costosas.
En la encuesta, a los 394 participantes se les preguntó sus pasatiempos, salarios, gastos y que los hacía felices, de ahí, los investigadores lograron determinar una conexión entre cuánto ganaba una persona y qué tan frecuente tenían episodios "felices" en sus vidas.
Si bien, el estudio halló una conexión, no se encontró una relación con la intensidad de la felicidad y el dinero, lo que podría indicar un límite en cuanto a qué tan fuerte influye el estado financiero en una persona en su sensación de bienestar.