Una iglesia del sur de Nueva Jersey abrió sus puertas a los feligreses desafiando las instrucciones del gobernador Phil Murphy de no congregarse en medio de la pandemia de coronavirus, hasta que se establezca un plan de contingencia.
El domingo, la Solid Rock Baptist Church, en Berlin, Camden County, comenzó a dejar que la gente entrara por sus puertas, aunque les exigía usar máscaras y se medía su temperatura antes de entrar.
Esta apertura desafía las órdenes de cierre del gobernador quien ha alentado activamente a que se hagan las reaperturas de los lugares de culto, de una manera pausada, vigilando la salud de los feligreses.
"Espero que podamos (reabrir) las casas de culto más temprano que tarde, pero queremos asegurarnos de hacerlo bien, de manera responsable, y de que no matemos a nadie por hacerlo demasiado rápido”, dijo Murphy el domingo a la prensa nacional.
El pastor de la Solid Rock Baptist Church, Charles Clark Jr., llamó al gobernador un "tirano" y amenazó con presentar una demanda en combinación con otra iglesia de Camden County. Para los servicios del domingo, la iglesia separó los bancos a unos seis pies de distancia y no pasó canastas de recolección.
“Conocemos las precauciones que deben tomarse. Nuestros ancianos, en particular, deben ser atendidos, somos especialmente cuidadosos con ellos, y sabemos que debemos tomar medidas para proteger a nuestra familia de la iglesia y proteger a nuestra comunidad del coronavirus", dijo Clark.
Los oficiales de Policía estaban afuera de la iglesia el domingo, pero no planeaban hacer arrestos, sino que instalaron cámaras y observaban los procedimientos.
Local
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han identificado los lugares de culto como rutas clave de transmisión para el nuevo coronavirus.
Sin embargo, no todos los líderes de la iglesia se sienten cómodos con comenzar los servicios presenciales.
En Filadelfia, la reverenda Alyn Waller, de Enon Tabernacle Baptist Church, quien no mostró síntomas después de infectarse con COVID-19, pidió a otras iglesias que consideraran la salud de los niños y las personas mayores antes de reabrir.
Hasta el domingo, 1.6 millones de personas en los Estados Unidos habían contraído el virus y casi 100,000 habían muerto, según cifras de la Johns Hopkins University. En Nueva Jersey, que ha sido maltratada por el brote, más de 11,000 personas habían muerto a causa del virus hasta el sábado y más de 153,000 habían sido infectadas.
Los gobiernos estatales y locales en las últimas semanas han comenzado a levantar estrictas restricciones de quedarse en casa, lo que aumenta el temor de otro aumento de las infecciones.
