Un grupo de manifestantes, sin la debida distancia o protección en los rostros, se presentó el miércoles ante la corte de Bucks County para urgir la reapertura del condado.
Su exigencia requiere la repaertura económica de los negocios considerados ‘no esenciales’, que desde el pasado mes de marzo están cerrados por la amenaza de la pandemia.
“Necesitamos dinero ya. He estado sin trabajar desde marzo 15 y ya estamos en mayo. Es mucho tiempo”, dijo una de las manifestantes a Telemundo 62.
El grupo portó banderas norteamericanas y carteles con mensajes de protesta ante la clausura que, aunque ha culminado en algunos sectores de Pensilvania, con el paso del código rojo al amarillo, no ha ocurrido en este condado.
El gobernador Tom Wolf advirtió que aquellos lugares que fuercen la apertura sin autorización, podrían enfrentar sanciones, tales como la eliminación de ayudas.
A pesar de que estos manifestantes frente a la corte de Doylestown, existe un sector que opina que la apertura económica no debe ocurrir hasta que se pueda garantizar que todo está controlado, ante el temor de un nuevo brote.
