El presidente de la firma Philly Fighting COVID, que ha generado una polémica tras la ruptura con el Departamento de Salud de Filadelfia por el movimiento de vacunas y la posibilidad de la venta de información, dijo en el Today Show de NBC que tomó dosis para él y sus amigos porque “estaban a punto de expirar”.
Andrei Doroshin, de 22 años, sostuvo en televisión nacional que “llamamos a varias personas para administrarles la inmunización, pero nadie vino por ellas. Estaban a punto de expirar”.
El egresado de Drexel University destacó que “esa fue mi decisión, con la que tengo que vivir para toda la vida, pero fue mi error, no el error de la organización”.
Añadió que no tiene un grado en enfermería, pero que fue él quien le administró a sus amigos las dosis que tomó, el pasado sábado, del centro de Convenciones de Pensilvania donde se llevaba a cabo la operación. Al parecer el Departamento de Salud de Filadelfia le otorgó a FPC siete mil dosis de las vacunas aprobadas de Pfizer y Moderna.
El joven empresario explicó que la entidad cambió de sin fines de lucro a con fines de lucro por lo costoso de la operación de la clínica de vacunas, ya que las donaciones no les daban abasto para completar el proceso.
El miércoles varias entidades sin fines de lucro, tal como el Consorcio de Doctores Negros urgieron una investigación al entender que la selección de PFC pudo haber tenido conotaciones raciales.
De hecho, otros líderes como en el Concejo Municipal de Filadelfia y la oficina del Fiscal de Distrito entablaron investigaciones al respecto.
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