Decenas de personas se congregaron en las afueras de Philadelphia Energy Solutions para que el nuevo comprador de la instalación tenga en cuenta el grado de contaminación en la comunidad.
Con pancartas como “Tenemos derecho a respirar” y “No queremos una comunidad contaminada” los manifestantes urgieron a la municipalidad a que tome cartas en el asunto en cuanto a los inversionistas porque quieren que el terreno se utilice para “algo mejor o más positivo”.
Y es que el viernes fue la fecha límite para las propuestas de compra de los interesados en la refinería, la más grande del noreste de Estados Unidos, porque la semana entrante se llevará a cabo una subasta.
La idea es vender la instalación luego de que la empresa Philadelphia Energy Solutions quebrara tras un estallido ocurrido en el 2019.
“Mientras el proceso de la corte de bancarrotas sigue nos aseguraremos de que sea lo que sea que se conforme en esa zona sea en el mejor de los intereses de los residentes”, destacó por medio de un parte de prensa la oficina del alcalde Jim Kenney.
El estallido en la refinería ocurrió la madrugada del pasado 21 de junio al sur de la ciudad. El masivo incendio tuvo lugar en un tanque de propano que no se aplacó por los bomberos y otras entidades hasta varias semanas después.
