MOSCÚ — El borrador de un acuerdo entre Rusia y Ucrania negociado en los primeros días del conflicto podría servir como punto de partida para unas posibles conversaciones encaminadas a poner fin a la guerra, indicó el Kremlin el viernes, reviviendo una propuesta que Ucrania ya había rechazado.
El documento que se discutió en Estambul en marzo de 2022 podría ser “la base para iniciar las negociaciones”, señaló el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, que destacó que esos hipotéticos contactos tendrían que tener en cuenta las “nuevas realidades”.
“Ha habido muchos cambios desde entonces, se han incluido nuevas entidades en nuestra Constitución”, afirmó Peskov en una videoconferencia con reporteros.
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En septiembre de 2022, Rusia se anexionó cuatro regiones ucranianas, una medida que Kiev y sus aliados occidentales rechazan calificándola de ilegal.
Según informes, el documento, analizado en Estambul semanas después que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022 incluye disposiciones para el estatus de neutralidad de Ucrania y establece límites a sus fuerzas armadas, al tiempo que retrasa las conversaciones sobre la condición de las áreas ocupadas por Rusia.
No se alcanzó ningún acuerdo, y las negociaciones se vinieron abajo poco después de esa ronda de conversaciones.
Rusia ha desestimado la fórmula de paz del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, que exige a Moscú que retire sus tropas, pague una compensación a Ucrania y enfrente un tribunal internacional por sus actos.
Por su parte, Ucrania ha rechazado categóricamente la posibilidad de negociar con Rusia en esta etapa del conflicto, especialmente sin contar con garantías de que Moscú se retirará de las áreas ocupadas, que actualmente abarcan la quinta parte del país. Ucrania y sus aliados piensan que Rusia busca un acuerdo de cese al fuego ahora a fin de ganar tiempo y reforzar sus tropas con la intención de apoderarse de más territorio.
En el frente interno, la aceptación de negociaciones con Rusia sería una acción profundamente impopular y un golpe a la moral nacional tras dos años de guerra y decenas de miles de muertos provocados por la misma.
Al mismo tiempo, las fuerzas ucranianas enfrentan dificultades para combatir a un ejército ruso más poderoso y con mayores recursos, mientras que un nuevo paquete de ayuda militar de Estados Unidos sigue estancado en el Congreso estadounidense.
Hasta ahora, las autoridades ucranianas dicen que no han enfrentado ninguna presión de sus aliados occidentales para negociar con Rusia.
La declaración de Peskov se produjo luego que el presidente ruso Vladimir Putin se burló en la víspera de las posibles conversaciones de paz sobre Ucrania que se celebrarán en Suiza en junio, advirtiendo que Moscú no aceptará ningún plan de paz forzado.
“Estamos listos para trabajar de forma constructiva, pero no aceptaremos ningún intento de imponer una postura que no se base en la realidad”, afirmó el mandatario durante la reunión que mantuvo en Moscú con su homólogo bielorruso Alexander Lukashenko, añadiendo que el borrador del documento de Estambul podría servir de base para los contactos.
“Podemos trabajar con eso”, apuntó.
Putin ha reiterado que envió sus tropas a Ucrania para proteger los intereses de Rusia y evitar que Kiev supusiese una mayor amenaza para la seguridad de Moscú al ingresar a la OTAN. Ucrania y sus aliados han calificado la campaña militar rusa como un acto de agresión no provocado.
El líder ruso se ha comprometido a ampliar los avances de Moscú en el país vecino, afirmando que sus fuerzas tienen ventaja tras el fracaso de la contraofensiva rival, y que “tarde o temprano” Kiev y Occidente tendrán que aceptar un acuerdo en los términos del Kremlin.
Mientras tanto, el Centro de Coordinación para el Tratamiento de Prisioneros de Guerra de Ucrania anunció que los cadáveres de 99 soldados ucranianos fueron repatriados desde Rusia el viernes. De ellos, 77 habían combatido en la región de Donetsk, 20 en la región de Zaporiyia, y dos en la región de Járkív.