Los inquilinos de los campamentos improvisados a lo largo del Benjamin Franklin Parkway y Ridge Avenue invitaron al alcalde Jim Kenney para “un brunch” temprano el lunes para dialogar sobre los desalojos.
Los manifestantes, quienes se niegan a abandonar los terrenos invadidos, urgen vivienda asequible, por un lado, pero por el otro no se acogen a las ayudas que ofrece el cabildo.
El debate entre los protestantes y la ciudad lleva varios meses y la fecha limite de desalojo se pautó para el pasado nueve de septiembre, pero no se cumplió con la misma.
El alcalde Kenney dijo que no busca la violencia sino la resolución pacifica del desalojo debido a que los acampantes en esas zonas representan riesgo de salud pública.
Un juez federal determinó hace poco mas de dos semanas que la ciudad tiene la potestad de desalojar a los invasores de los terrenos.
En una comunicación escrita la oficina del alcalde dio a conocer la siguiente respuesta: “El alcalde no aceptará la invitación respetuosamente. El se ha reunido anteriormente, cara a cara y de buena voluntad con los grupos involucrados y con la prensa presente, por lo que no considera que este llamado sea apropiado en estos momentos. También cree que otra reunión seria poco productiva dado a los pasados encuentros. Los lideres de los campamentos de protesta no se ponen de acuerdo en sus peticiones, ya que cambian rápidamente, y en ocasiones están fuera del control de la ciudad”.
